ss_blog_claim=64a9b06af01498d40baa98e8f3a634af
CALCOMANÍAS DE LA VISIÓN INDIVIDUAL DEL MUNDO Y LA VIDA



hol

Fumar ayuda a protegerse contra el cáncer de pulmón

Por Joe Vialls *


Cada año, miles de médicos y otros miembros de la "Inquisición Anti-Fumadores" gastan miles de millones de dólares, perpetuando lo que incuestionablemente se ha convertido en el más exitoso engaño de ingeniería social de la historia. Con el apoyo de mucho gobiernos occidentales, estos lobbistas Orwellianos persiguen a los fumadores con un fanático celo que sobrepasa la ridícula prohibición de alcohol norteamericana, la cual comenzó en 1919 y duró hasta 1933.

Actualmente vemos a esa prohibición estadounidense con justificado asombro. ¿Es verdad realmente que una nación entera se permitió a sí misma que un pequeño grupo de fanáticos les niegue una cerveza o un escocés? Lamentablemente, así es, a pesar de la total falta de evidencias de que el alcohol causa serios daños a los humanos, a menos que se consuma en cantidades verdaderamente grandes.

Desafortunadamente, la seguridad del alcohol no era de interés para los fanáticos, para quienes el control sobre los otros era el único y verdadero objetivo. Los norteamericanos estaban "pecando" visiblemente al disfrutar con algunos tragos alcohólicos, y los puritanos intercedieron en nombre de Dios para que se sientan miserables de nuevo.

A pesar de que no hay una conexión directa entre el alcohol y el tabaco, la historia de la prohibición americana es importante, porque ayuda a entender como un minúsculo número de fanáticos se las ingenió para controlar el comportamiento y la vida de decenas de millones de personas. Actualmente está sucediendo exactamente la misma cosa con los fumadores, a pesar que esta vez está en manos de los fanáticos del gobierno y los médicos ignorantes en vez de los fanáticos religiosos.

Ciertos gobiernos saben que sus acciones pasadas son directamente responsables por causar la mayoría de los cánceres de pulmón y piel en el mundo hasta el día de hoy, de modo que van a los extremos de deslindar responsabilidades y, por tanto, alejar reclamos financieros y achacarlo en cambio al inocuo tabaco orgánico. Como observaremos luego en este informe, el humilde tabaco orgánico nunca ha lastimado a nadie, y en cierta forma afirmarse justificadamente que puede proveer una asombrosa protección para la salud.

No todos los gobiernos alrededor del mundo comparten el mismo problema. Japón y Grecia tienen el número más alto de adultos fumadores de cigarrillos en el mundo, pero la incidencia más baja de cáncer de pulmón.

En contraste directo con esto, América, Australia, Rusia, y algunos grupos de islas del pacífico sur tienen el número más bajo de adultos fumadores de cigarrillos en el mundo, pero la incidencia más alta de cáncer de pulmón. Esta es la pista número uno para revelar la absurda pero bien establecida mentira médica occidental que "fumar causa cáncer de pulmón".

El primer contacto europeo con el tabaco fue en 1492, cuando Colón y su compañero explorador Rodrigo de Jerez vio a los nativos fumando en Cuba. Ese mismo día, de Jerez dio su primera bocanada y la encontró muy relajante, al igual que los locales le habían asegurado que así sería. Esta fue una ocasión importante, porque Rodrigo de Jerez descubrió lo que los cubanos y los nativos americanos habían conocido por varios siglos: que fumar cigarros no sólo es relajante, sino también cura la tos y otros pequeños malestares. Cuando volvió a casa, Rodrigo de Jerez orgullosamente encendió un cigarro en la calle, y fue rápidamente arrestado y mantenido prisionero durante tres años por la horrenda Inquisición Española. de Jerez, por tanto, fue la primera víctima de los lobbies anti-fumadores.

En menos de un siglo, el fumar se convirtió en un hábito social muy disfrutado y aceptado a través de toda Europa, importándose miles de toneladas de tabaco para satisfacer la creciente demanda. Un número cada vez mayor de escritores aclamaron al tabaco como un remedio universal para las enfermedades de la humanidad. A comienzos del siglo veinte casi una de cada dos personas fumaban, pero la incidencia de cáncer de pulmón se mantuvo tan baja que fue prácticamente no mensurable. Luego, algo extraordinario sucedió el 16 de julio de 1945: un aterrador evento con rasgos de cataclismo, que finalmente causaría que los gobiernos occidentales distorsionen la percepción del fumar para siempre.

Tal como lo rememora K. Greisen:

"Cuando la intensidad de la luz disminuyó, me quité los lentes y miré directamente a la torre. En ese momento había notado un color azul alrededor de la nube de humo. Luego, alguien gritó que deberíamos ver la onda expansiva que viajaba por el suelo. La apariencia de ésta era la de un área circular iluminada brillantemente cerca del suelo, esparciéndose lentamente hacia nosotros. El color era amarillo”.

La persistencia de la nube de humo fue una cosa que me sorprendió. Después de la primera rápida explosión, la parte inferior de la nube parecía asumir una figura estática y se mantuvo colgada inmóvil en el aire. La parte superior, mientras tanto, continuó ascendiendo, de modo que después de unos pocos minutos tenía al menos cinco millas de alto. Lentamente, asumió una forma de zigzag debido a las cambiantes velocidades del viento a las diferentes alturas. El humo había perforado una nube al comienzo de su ascenso, y no parecía afectarse en lo más mínimo por ella".

Esto hizo el notorio "Trinity Test", la primer arma nuclear que se detonó en la atmósfera. Una esfera de seis kilogramos de plutonio, comprimida críticamente por lentes explosivas, Trinity explotó sobre Nuevo Méjico con una fuerza aproximadamente equivalente a 20,000 toneladas de TNT. En cosa de segundos, miles de millones de mortales partículas radioactivas fueron esparcidas por la atmósfera a una altitud de seis millas, donde corrientes de aire de alta velocidad las pueden hacer circular muy lejos y en una amplia área.

El gobierno norteamericano sabía de antemano sobre la radiación, y era consciente de sus letales efectos sobre los humanos, sin embargo, ordenó las pruebas ignorando completamente la salud y el bienestar. Legalmente, era culpable de una flagrante negligencia, pero al gobierno norteamericano no le importó. Tarde o temprano, de alguna u otra manera, ellos podrían encontrar otro culpable por cualquier efecto a largo plazo sufrido por los norteamericanos y otros ciudadanos en áreas locales o remotas.

Si por alguna razón, una simple partícula radioactiva microscópica cae en su piel en la playa, usted adquiriría cáncer de piel. Inhale una simple partícula del letal desperdicio, y la muerte por cáncer de pulmón será inevitable, a menos que usted resulte ser un excepcional afortunado fumador de cigarrillos. Si la sólida partícula microscópica radioactiva penetrara profundamente en el tejido del pulmón, sobrepasaría completamente las reservas limitadas de vitamina B17 del cuerpo, y causaría una violenta e incontrolable multiplicación celular.

¿Cómo podemos estar absolutamente seguros que la caída de las partículas radioactivas causa realmente cáncer de pulmón cada vez que un sujeto es expuesto internamente? Para los científicos verdaderos, opuestos a los charlatanes médicos y propagandistas del gobierno, éste no es un problema. Para que cualquier teoría pueda ser aceptada científicamente, primero tiene que probarse de acuerdo con rigurosos requerimientos aceptados universalmente por los científicos.

Primero, el sospechoso agente radioactivo debe ser aislado, luego utilizado en experimentos de laboratorios adecuadamente controlados para producir el resultado perseguido, por ejemplo, cáncer de pulmón en mamíferos.

Los científicos han sacrificado inmisericordemente decenas de miles de ratones y ratas a través de los años, exponiendo deliberadamente sus pulmones a material radioactivo. Los resultados científicos documentados de esos varios experimentos son idénticos. Cada ratón o rata obedientemente contrae cáncer de pulmón, y cada ratón o rata, por tanto, muere. La teoría, entonces, ha sido convertida en sólidos hechos científicos bajo estrictas condiciones controladas de laboratorio. El agente bajo sospecha (el material radiactivo) causó el resultado esperado (el cáncer de pulmón) cuando fue inhalado por mamíferos.

La magnitud total del riesgo de cáncer de pulmón para los humanos originado por la caída de partículas radioactivas de la atmósfera no puede ser exagerada. Antes que Rusia, Inglaterra y E.E.U.U. prohibieran los test atmosféricos el 5 de agosto de 1963, más de 4,200 kg de plutonio habían sido descargados en la atmósfera. Ya que sabemos que menos de un microgramo (millonésima parte de un gramo) de plutonio inhalado causa cáncer terminal de pulmón en el humano, sabremos, por tanto, que su amistoso gobierno ha emanado 4,200,000,000 (cuatro mil doscientos millones) de dosis letales en la atmósfera, con una vida media de la partícula radioactiva de 50,000 años. ¿Aterrorizante? Desafortunadamente, esto se pone peor.

El plutonio arriba mencionado existe en el armamento nuclear actual antes de la detonación, pero el mayor número de mortales partículas relativas son esas derivadas de la basura común o arena absorbida del suelo e irradiada, viajando verticalmente a través de la bola de fuego del arma. Esas partículas forman holgadamente la mayor parte del "humo" en cualquier foto de una detonación nuclear atmosférica. En muchos casos, varias toneladas de material son absorbidos y permanentemente irradiados en tránsito, pero seamos increíblemente conservadores y afirmemos que solamente 1,000 kilos de material de superficie es chupado en cada test nuclear atmosférico.

Antes de ser prohibido por Rusia, Inglaterra y Norteamérica, se realizaron un total de 711 test nucleares atmosféricos; creando, por consiguiente, 711,000 kilos de mortales microscópicas partículas radioactivas, a las cuales deben ser agregados los 4,200 kilos originales de las mismas armas, para un aproximado pero muy conservador total de 715,200 kilogramos. Hay más de un millón de dosis letales por kilogramo, significando que su gobierno ha contaminado su atmósfera con más de 715,000,000,000 (715 mil millones) de tales dosis, suficiente para causar cáncer de pulmón o cáncer de piel 117 veces en cada hombre, mujer o niño en la tierra.

Antes que pregunte, no, las partículas relativas no se "evaporan" simplemente, al menos no en su lapso de vida o el de sus hijos o de sus nietos. Con una vida media de 50,000 años o más, estos incontables trillones de mortales partículas radioactivas manufacturadas por el gobierno estarán esencialmente con usted para siempre. Circuladas alrededor del mundo por poderosas corrientes de aire, esa partículas están depositadas aleatoriamente, pero en concentraciones mayores dentro de un radio de un par de miles de millas de los sitios originales de los test. Un simple viento u otras alteraciones de superficie es todo lo que se necesita para agitarlas de nuevo y crear un creciente peligro a aquéllos que están en la proximidad.

La sola inocente ocasión en que juguetonamente patee arena en la playa durante un mágico verano, podría fácilmente traducirse en un suicidio, si resulta que usted agita unas pocas partículas radioactivas que pueden pegarse a su piel o ser inhaladas en sus pulmones. Basta de burlarse de Michael Jackson cuando aparece en su aeropuerto local con una máscara quirúrgica sobre su nariz y boca. Puede parecer excéntrico, pero Michael ciertamente vivirá más que nosotros.

Doce años después del cataclismo del Trinity Test, se hizo obvio para los gobiernos occidentales que las cosas se estaban poniendo completamente fuera de control, con un reporte en 1957 del British Medical Research Council afirmando que las "muertes globales de cáncer de pulmón se habían más que duplicado durante el período de 1945 a 1955", a pesar de que no se ofreció una explicación. Durante el mismo período de diez años, las muertes de cáncer en las cercanías de Hiroshima y Nagasaki aumentaron tres veces. Al final de las pruebas atmosféricas oficiales en 1963, la incidencia de cáncer de pulmón en las islas del Pacífico aumentó cinco veces desde 1945. Habiendo arruinado su entorno completamente por 50,000 años, era hora que los "grandes gobiernos" comenzaran a tomar serias acciones distractoras.

¿Cómo se podría probar que la gente misma sea quienes contraigan cáncer de pulmón, por ejemplo, decir que son culpables de auto infringirse daños por los cuales el gobierno nunca pueda ser culpado o demandado? La única sustancia obvia que la gente inhala en sus pulmones, aparte del aire, era el humo del tabaco, de modo que el gobierno hizo pie ahí. "Investigadores" médicos de baja calificación repentinamente se encontraron inundados con masivos subsidios gubernamentales todos orientados al mismo resultado final: "demostrar que fumar produce cáncer de pulmón". Los científicos verdaderos (especialmente algunos notables físicos nucleares) sonrieron amargamente por los iniciales patéticos esfuerzos del nuevo grupo anti-fumador, sin embargo, éstos hicieron caer a los médicos investigadores en la más mortífera trampa de todas: fueron invitados a demostrar sus falsas afirmaciones bajo exactamente las mismas rígidas reglas científicas que fueron utilizadas cuando se probó que la partículas radioactivas causan cáncer de pulmón en los mamíferos.

Recuerde, para que cualquier teoría sea aceptada científicamente, primero debe aprobarse de acuerdo con rigurosos requerimientos universalmente aceptados por los científicos. Primero, el agente sospechoso (el humo del tabaco) debe ser aislado, luego usado en experimentos de laboratorios apropiadamente controlados para producir los resultados afirmados, por ejemplo, cáncer de pulmón en mamíferos. A pesar de haber expuesto literalmente a decenas de miles de especialmente vulnerables ratones y ratas, al equivalente de 200 cigarrillos por día durante años, al final, "la ciencia médica" nunca pudo inducir cáncer de pulmón en ningún ratón o rata. Sí, usted leyó correctamente, por más de cuarenta años, centenares de miles de médicos le han estado mintiendo deliberadamente.

Los científicos reales tienen a los médicos cuasi-investigadores por la garganta, porque "emparejar" el experimento de la partícula radiactiva mortal con el benigno experimento del humo de tabaco, demuestra de manera concluyente y para siempre que fumar no puede, bajo ninguna circunstancia, causar cáncer de pulmón. Y más aún, en un gran experimento "accidental" que nunca se permitió publicar, los científicos reales demostraron con mucha claridad que fumar realmente ayuda a proteger contra el cáncer de pulmón.

Todos los ratones y ratas son utilizados solamente una vez en un experimento científico, y luego destruidos. De esta manera los investigadores se aseguran que los resultados de cualquier sustancia que están testeando no pueda ser "contaminada" accidentalmente por los efectos reales o imaginados de otra sustancia. Sin embargo, como por arte de magia, un día, unos pocos miles de ratones del experimento de fumar "accidentalmente" encuentran su camino en el experimento de las partículas radioactivas, el cual en el pasado había matado a todos los infortunados sujetos del test. Pero esta vez, contra todas las probabilidades, sesenta por ciento de los ratones fumadores sobrevivieron a la exposición de la partículas radioactivas. La única variable fue su exposición previa a copiosas cantidades de humo de tabaco.


“Ahora me convierto en la Muerte, en destructor de mundos” Vishnu, Bhagavad-Gita

La presión del gobierno se hizo sentir inmediatamente y los hechos fueron eliminados, pero esto no silenció por completo a los verdaderos científicos. Quizás un poco burlonamente, el Professor Schrauzer, Presidente de la International Association of Bio-Inorganic Chemists, testificó ante un comité del Congreso de los E.E.U.U. en 1982 que había sido bien conocido desde hace mucho tiempo por los científicos que ciertos componentes del humo del tabaco actúan como agentes anticancerígenos en animales de prueba. Continuó diciendo que cuando cancerígenos conocidos (sustancias que causan cáncer) se aplican a los animales, la aplicación de componentes del humo del tabaco los contrarrestan.

Pero tampoco el Profesor Schrauzer se detuvo aquí. Testificó, además, bajo juramento ante el comité que "no hay ingredientes del humo del cigarrillo que haya mostrado causar cáncer de pulmón al humano", agregando que "nadie ha sido capaz de producir cáncer de pulmón en animales de laboratorios a partir del fumar".

Fue una respuesta elegante a un problema más bien complejo. Si el gobierno bloquea la publicación de su papel científico, ¡tome la ruta alternativa y ponga los hechos esenciales por escrito en el registro del congreso!

Previsiblemente, esta dura verdad condujo al gobierno y a los médicos "investigadores" a un enojo frenético. Para 1982 ellos realmente habían comenzado a creer su propia ridícula propaganda, y no fueron silenciados por miembros eminentes del establishment científico. Repentinamente, cambiaron la culpa a los otros ingredientes "secretos" puestos en los cigarrillos por las compañías tabacaleras. “!Sí, tiene que ser esto!" clamaron con gran entusiasmo, hasta que un puñado de científicos levantaron el teléfono y señalaron que los mismos ingredientes "secretos" habían sido incluidos en el experimento con ratones, y por tanto habían demostrado ser incapaces de producir cáncer de pulmón. Las cosas se veían desesperadas para el gobierno y la comunidad médica sobre todo.

Dado que los fondos anti fumadores habían comenzado a inicios de los sesenta, decenas de miles de médicos habían pasado por las escuelas médicas, donde se les había enseñado que fumar produce cáncer. La mayoría creía en la mentira, pero empezaron a aparecer rajaduras en el cuadro. Incluso el más oscuro de los doctores no podría hacer correlacionar los datos, y cuando indagaron sobre esto le dijeron que no hicieran preguntas estúpidas. "El fumar produce cáncer de pulmón" se convirtió en un credo, un mecanismo de creencia religiosa, donde la fe ciega se convirtió en un sustituto de la prueba; incluso la fe ciega necesita un sistema de refuerzo positivo, que en este caso se convirtió en las agencias de publicidad y los medios.

De pronto, la pantalla de televisión fue inundada con imágenes de terriblemente ennegrecidos "pulmones de fumadores", acompañado con el mantra que usted morirá en una horrible agonía si no deja de fumar ahora. Por supuesto, todo esto era una basura patética. En la bandeja de la morgue, los pulmones de un fumador y uno no fumador tienen un rosado idéntico, y la única manera que un patólogo forense pueda decir si ha sido un fumador es si él encuentra manchas de nicotina en sus dedos, un paquete de Camels o Marlboro en el bolsillo de su abrigo, o uno de sus parientes irresponsablemente admite en el registro que usted una vez fumó la yerba maldita.

¿Los pulmones negros? De un trabajador minero, quien a través de toda su vida respiró en cantidades copiosas microscópicas partículas de polvo de carbón. Igual que la partículas radioactivas que son capturadas profundamente el tejido de los pulmones y se mantienen ahí para siempre. Si usted trabajó en lo más profundo de las minas de carbón durante veinte años o más sin una máscara facial, sus pulmones probablemente se verán así en la bandeja.

Mucha gente pregunta exactamente cómo es que esos ratones fumadores fueron protegidos de las mortales partículas radioactivas y aún más, se preguntan por qué los números reales actualmente muestran mucho más no fumadores muriendo de cáncer de pulmón que fumadores.

El Profesor Sterling, de la Simon Fraser University, en Canadá, quizás está más cerca de la verdad, donde él utiliza monografías de investigación para razonar que fumar estimula la formación de una delgada capa de moco en los pulmones, "la cual forma una capa protectora que evita que cualquier partícula portadora de cáncer pueda penetrar en el tejido pulmonar".

Esto es probablemente lo más cercano que podemos llegar a la verdad en el presente, ya que tiene perfecto sentido científico. Las mortales partículas relativas inhaladas por un fumador inicialmente podrían ser atrapadas por la capa de moco, y luego ser despedidas del cuerpo antes de que entren al tejido. Todo esto puede ser un poco deprimente para los no fumadores, pero hay un par de cosas que usted puede hacer para minimizar los riesgos en la medida de lo posible. En vez de alejarse de los fumadores en su pub o club local, acérquese tanto como pueda y respire el humo de segunda mano.

Vamos, no sea tímido, dele varios jalones, o a lo mejor usted puede fumarse un cigarrillo después de cada comida, o si lo prefiere sólo tres al día para construir una delgada capa de moco".






*Joe Vialls, investigador privado y escritor australiano. Experto en asuntos militares y en empresas multinacionales a nivel internacional.


Copyright Joe Vialls. 16 julio, 2003.

0 comentarios:

ESTE BLOG SE VE MEJOR CON
Get Firefox!



Pasajero no.


IBSN: Internet Blog Serial Number 194-91-949-19
Creative Commons License